Subienda

A sus veintitrés años, Javier, el protagonista de esta historia, fue a su
grado universitario con un traje prestado que le quedaba grande. En buena
parte de su juventud tuvo que correr por las calles de Cúcuta con sus zapatos
viejos y sin cordones. Soñó durante muchas Navidades con un tren de juguete
que nunca tuvo siendo niño Hasta que conoció el río grande de la Magdalena
donde hizo un pacto con unos pescadores y, años después, no solo recibió el
tren, sino una recompensa a su lucha, su dedicación, su gratitud, su fe y su
capacidad de entregar amor. En un intento por homenajear a su papá, Ángela ha
escrito este libro testimonial sobre el valor inmaterial del legado que los
padres les dejan a sus hijos, la necesidad del ser humano de rescatar el
concepto de «memoria» y la importancia de andar por la vida con certeza y
esperanza, así sea con un único par de zapatos y sin cordones.