Sobre mi cabeza, James Baldwin.
Sobre mi cabeza puede ser leída como la novela de un hombre que ha comenzado a desconfiar de la reconciliación.
La turbia muerte de un cantante de godspell -Arthur Montana- en un pub londinense, y la pesadilla que ese hecho sigue significando años después para su hermano Hall, son los puntos de partida de que se vale James Baldwin para narrar retrospectivamente una epopeya en la que los últimos treinta años de vida norteamericana se presentan desde la peculiar visión de dos familias de negros. Homosexual, músico talentoso, poseedor de una reconcentrada sensibilidad, Arthur y su memoria sólo pueden ser recuperados por Hall conjuntamente con Jimmy Miller, compañero de aquél. Julia, la hermana mayor de Jimmy y mujer fundamental en la vida de Hall, es el cuarto de estos personajes cuyos destinos quedaron unidos desde la infancia. Siendo muy pequeña, y tal vez, para huir de una angustiante situación familiar, Julia Miller e había creído llamada por una voz divina y, desde el púlpito de una iglesia evangelista de Harlem, pareció tiranizar las vidas de quienes la rodeaban. Pero la violencia de las relaciones con su padre y el despertar de su propia conciencia la hicieron abandonar aquella ficción y sumergirse en una vida sórdida que sólo encuentra respiro durante un viaje a Africa en busca de sus raíces. De este modo los lugares -Nueva York, el Sur americano, Africa, Europa- y los temas -la homosexualidad, el incesto, las exigencias de afecto, la música y la negritud- se contraponen y por fin se conjugan para dar como resultado una obra de una riqueza digna de Charles Dickens