Retromanía. La adicción del pop a su propio pasado, Simon Reynolds.
Retromanía. La adicción del pop a su propio pasado. Vivimos en una era en la que la cultura pop ha enloquecido por lo retro y la conmemoración: bandas que vuelven a juntarse, reediciones, mashups, biopics y documentales de rock… La sobreabundancia de influencias e imágenes del pasado producto de las nuevas tecnologías (Mp3, iPod, YouTube, blogs, MySpace, Spotify, etc.) parece haber convertido a artistas y oyentes en arqueólogos, profanadores y archivistas. Y al reciclado y la recurrencia en rasgos estructurales de la escena musical.
¿Nos dirigimos acaso hacia una especie de catástrofe ecológico-cultural, en la que la búsqueda en los archivos de la historia del rock también se agotará? ¿Qué sucederá cuando nos quedemos sin pasado? ¿Hay algo en el paisaje musical actual –artistas como LCD Soundsystem, Ariel Pink, Lady Gaga o The White Stripes– que sea lo suficientemente rico para sustentar formas futuras de revivalismo? ¿O es que acaso el reciclado degradará el material original hasta un punto en el que ya no se le pueda extraer valor de uso alguno?
Para Simon Reynolds, uno de los críticos musicales más lúcidos de su generación, hemos llegado a un punto de inflexión. Si bien épocas anteriores han estado también influidas por la música del pasado (¿qué hubiera sido de The Fall y de P.I.L. sin The Velvet Underground o Can?, ¿qué de Depeche Mode y Soft Cell sin Kraftwerk, Bowie o Roxy Music?), nunca antes una sociedad ha estado tan obsesionada como la nuestra con los artefactos culturales de su pasado inmediato.