Saul Steinberg (Ramnicul Sarat, Rumanía, 1914 – Nueva York, 1999) es, sin lugar a dudas, una de las personalidades más interesantes e influyentes del arte mundial de la segunda mitad del siglo xx. Picasso lo admiraba como dibujante; Le Corbusier lo consideraba un gran muralista; para Vladimir Nabokov fue sobre todo un magnífico humorista, lo más difícil. Fue un artista de éxito, pero la fama le resultaba un estorbo, igual que la etiqueta de artista. Prefirió el papel de observador al de observado y se dedicó tenazmente a su obra, mostrando siempre la mayor exigencia y haciendo pocas concesiones.
Este libro de memorias y comentarios se basa en una serie de conversaciones que Steinberg mantuvo en su casa de campo con su amigo Aldo Buzzi. Fue Buzzi quien se empeñó en llevarlo adelante venciendo las reticencias del artista. Aunque Steinberg decía que es la obra lo que importa y que sobran las explicaciones, el libro, que se puede leer mientras se saborea una rica mortadela boloñesa (plato favorito del autor), nos descubre a un narrador brillante e ilumina facetas poco conocidas del artista.
La presente edición incluye numerosas reproducciones de pinturas y dibujos de Steinberg estrechamente vinculados con determinados pasajes del texto.