Un hombre en fuga termina encontrando siempre su pasado. Quien huye en Mi perdición es Asher, un guionista que abandona Hollywood después de descubrir a su esposa en brazos de un compañero de tenis. Viaja a Nueva York, ciudad de su infancia, donde conoce a una pareja de jóvenes irreverentes: Michael, un poeta rudo que escribe versos pornográficos, y Aurora, una atrevida italianita dispuesta a visitar su cuarto de hotel casi todas las noches. Michael no tiene problemas en “prestarle” a su novia a cambio de un sueldo como acompañante en sus exploraciones por una Nueva York ya perdida. Pronto, sin embargo, se revela que el trío amoroso no es más que una trampa en la que Asher terminará siempre mal parado, un juego cruel que le enseñará los límites morales de su propia generación.
Escrita a fines de los sesenta, una década que puso en situación de idolatría a la juventud, esta novela de Alfred Hayes deslumbra con la honestidad y el despojamiento estilístico de siempre. Genio incomparable de la captura del instante, del fuego de la intensidad y del veredicto de decadencia inmediata, Hayes se muestra en Mi perdición, al igual que lo había hecho en Los enamorados y Que el mundo me conozca, como un autor insustituible, sui generis, único en su especie.