Manifiestos Nadaistas

Cuando apareció el primer cuadernillo del Primer Manifiesto Nadaista, despertó la sorda zozobra del letargo ambiente, pero no por lo que decía, pues sonaba a discurso bastante racional, si no por los actos de apoyo y descrédito que siguieron, tales como la quema de libros en la plazuela de San Ignacio y los cartelones de esquina invitando al funeral de la poesía colombiana. El Nadaísmo era todavía idea informe, indefinida, una intención oculta que fue transformándose con el escándalo visible de Alberto Escobar, los desplantes de Amilcar Osorio, apodado U, con el dandismo de Darío Lemos desde luego, y hasta por el nerviosismo cachifiano de Cachifo, cariñosamente, Cachi.