Como en otros de sus dramas históricos, Shakespeare se sirvió de antiguas crónicas para crear dos ambiciosas e intensas tragedias en las que es posible señalar sin equivocación los lugares del bien y el mal. En el culpable siempre se trasluce el ser humano que sufre también con el mal, transmitiendo la inquietud que provoca la relación entre fatalidad, voluntad personal y culpabilidad.
Lear, rey de Bretaña, viejo autoritario y mal aconsejado, esta dispuesto a abdicar en favor de sus tres hijas y repartir entre ellas su reino, pero antes deben declarar su amor filial. Las dos mayores, Regan y Goneril, elogian exageradamente a su padre, pero la menor, Cordelia, se muestra mas honesta y discreta que sus herm anas y declara que su amor no va mas allá del que todo hijo siente por su padre.
Macbetch, amparado en las engañosas profecías de las Hermanas Fatídicas, brujas o diosas del destino, decide asesinar a su rey y tomar la corona. Consciente del horror al que se entrega, forja su terrible destino y se deja poseer por el mal que nace del ansia de poder, creyéndose invencible y eterno.