Nada podía hundirlo. Su despensa iba cargada con los ingredientes más lujosos en cantidades industriales. Y la carta proponía los placeres gastronómicos acordes con la categoría del Titanic. Redescubrir ahora los platos destinados a amenizar el tiempo en sus magníficos comedores nos concede el privilegio de regresar a una época en la que el tiempo no entorpecía el disfrute de la vida; aún era posible creer que algunas cosas durarían para siempre.
Alejandro Sicilia, David Zurdo y Juan Agustín Rodríguez han realizado un valiosísimo trabajo de investigación para recuperar hasta el último detalle de todo lo que rodeaba la cocina del Titanic: su menú, con todas las recetas; la ingente carga de alimentos que lelnaba su despensa; la organización de la cocina y los comedores. El resultado es una importante contribución a la intrahistoria de los sucesos más épicos del siglo pasado.