«El hombre se hizo de barro, yo mismo lo vi crear. Yo no estoy hecho de barro. El hombre es un museo de enfermedades, un hogar de impurezas; llega hoy y se va mañana; empieza como barro y se marcha como hedor; yo soy de la aristocracia de los imperecederos».
En el año 1590, en una pequeña aldea austriaca, tres jóvenes que jugaban en el bosque se encontraron con un misterioso forastero. Cuando le preguntaron su nombre, con sencillez respondió: «Satanás».
Novela póstuma de Mark Twain, es la mejor muestra de su narrativa sarcástica e irónica y recoge una de sus obsesiones: el sentido moral.