En cierta ocasión, el doctor Heidegger, un hombre muy peculiar, invitó a cuatro distinguidos amigos a reunirse con él en su estudio. Se trataba de tres caballeros de barba y cabellos grises: el señor Medbourne, el coronel Killigrew y el señor Gascoigne, y de una marchita dama, la viuda Wycherly. Eran todos ellos personas de edad avanzada, que habían padecido infortunios y cuya mayor desgracia consistía en mantenerse aún con vida. (..)
Así comienza el relato que da título a este volumen, primero de una serie de cuentos en los que su autor, Natahiel Hawthorne, con un estilo sutil y elegante, se adentra en los misteriosos abismos del alma humana y disecciona sus secretas y enigmáticas motivaciones. ¿Que es lo que hace que resulten tan novedosos los cuentos de Hawthorne? Pues que poseen la fuerza de las tinieblas, ese poder que deriva del sentido calvinista de la depravación innata y del pecado original. Herman Melville