Bajo la forma de un diario personal, un quincuagenario de viaje por Florencia anota los episodios de un acontecimiento extraordinario para él: acaba de conocer a la hija de la que fue su amor de juventud casi treinta años antes, y a su pretendiente, un joven inglés, e intuye en esta relación la exacta repetición de su propia historia sentimental. Historia que él había resuelto con una dolorosa ruptura, y en la analogía que ahora establece se empeña en proteger a su alter ego del peligro que lo acecha.
¿Logrará el narrador su propósito? ¿Producen las mismas causas los mismos efectos?¿Tiene sentido proyectar nuestra propia vida en la de los demás? Éstos y otros interrogantes se translucen en esta magistral pieza narrativa, mitad parábola mitad reflexión irónica sobre el destino humano. Un Henry James químicamente puro que no defraudará a sus incondicionales y que maravillará a los que todavía no se han acercado a la prosa del gran maestro de la novela moderna, quien decía que “pintar la vida de las gentes no es nada hasta que no se hayan descrito sus percepciones”.