Platón es un gran sintetizador del pensamiento. Aproxima, en efecto, el racionalismo y el misticismo, o sea los dos polos alrededor de los cuales gira la civilización griega.
En los diálogos, El Banquete y Fedro, se recoge la teoría platónica sobre el amor y el alma, dos temas caros a su filosofía, puesto que se hayan estrictamente relacionados con la suprema idea del bien, que ocupa el lugar superior en la relación jerárquica de las ideas. En estos, como el los demás diálogos, al lado de demostraciones escuetas, que no requieren del uso de imágenes, se destacan mitos de extraordinario valor poético que, aunque pueden no convencernos en cuanto intentan probarnos una evidencia, no por ello dejan de atraernos por el encanto literario que encierran.