«¿Usted nunca ha matado a nadie por aburrimiento, por no saber qué hacer? Es divertido».
«No hay tantos crímenes como dicen, aunque sobran razones para cometerlos» ⎯explica Max Aub en su prólogo⎯ y además, estas no suelen ser tan oscuras como creemos. Asesinar al que en vez de comer, rumia; a quien mira al techo indiferente mientras hace el amor o matar a alguien simplemente por aburrimiento, son motivos que pueden haber cruzado la mente de cualquiera de nosotros en alguna ocasión.
Los Crímenes ejemplares son un compendio de testimonios anónimos que muestran los razonables y al mismo tiempo disparatados motivos que llevaron a sus autores a cometerlos. En este sentido, la de Max Aub no es sino una confesión más, que abre el libro: «Me declaro culpable y no quiero ser perdonado. Estos textos —dejo constancia— no tienen segundas intenciones: puro sentimiento».