Esta novela se distingue por la extraordinaria técnica de presentar (mediante argumentos de contrapunto) el acabado cuadro de una sociedad: hombres y mujeres apasionados por el arte, la ciencia, la filosofía y el amor. A través de sus páginas se deslizan, ligeramente camuflados, D.H. Lawrence, Katherine Mansfield, John Middleton Murry y el propio Huxley, entre muchos otros.
Contrapunto retrata un período de la historia europea sumamente inseguro, despiadado e inigualable. Los personajes, tanto triunfadores como perdedores, se mueven incesantemente buscando deslumbrar a sus pares. La novela está escrita desde el centro mismo de esa burbuja maravillosa y frívola que fue la década del veinte en Inglaterra, y que pronto explotaría para dar lugar a una perspectiva mucho más oscura.