Blotch, Blutch.
Blotch dibuja sus tiras cómicas sabiéndose el Rubens de los tiempos modernos (el plagiario inmundo), el príncipe de los artistas (el miserable envidioso), el último talento garante de la grandeza de la patria (la frustración vestida con sombrero hongo).
Blotch vive en el vórtice de un sinfín de intrigas de poder que han de justificar su pereza, las limitaciones de su arte y sus migajas disciplinarias. Blotch sabe de la mediocridad que le rodea, sabe que ELLOS son la razón de su vitriolo, las cadenas para su genio creativo y la culpa de que su nombre todavía no refulja con letras de fuego en el cielo de París.
BLOTCH, Mejor Álbum de Humor en Angouleme 2000 y una cura de humildad en forma de cómic, es el espejo en que se mira BLUTCH, víctima de los arrebatos de ego y de las anemias creativas que acechan a todo artista.
Ve en paz, lector, pues caminas con la bendición de Blotch.
Blutch, de nombre real Christian Hincker (Estrasburgo, 1967) y descubierto a finales de los años ochenta gracias a un concurso convocado por Fluide Glacial, la revista satírica más irreverente de Francia, Blutch venía de estudiar Artes Decorativas y estaba destinado a convertirse en uno de los autores más sobresalientes del cómic galo merced a sus cualidades como guionista, refinado y poético, y a su evidente e inquieto talento para el dibujo.