Así termina esta brillante balada escrita por el dramaturgo alemán entre 1931 y 1932, uno de sus más encendidos alegatos ideológicos.
Su dardo verbal es un irónico discurso contra la dominación burguesa y los distintos estamentos sociales: políticos, militares, jueces, policías e intelectuales que la sustentan. Sus clarividentes textos pretenden, además, espolear a un pueblo que está llevando al poder a quienes «están a punto de degollar a la humanidad».