Ajuste de cuentas, Harold Alvarado Tenorio
No voy a definir al odiado y odioso Harold Alvarado TEnorio en un par de adjetivos calificativos: quedaría faltando el poeta, capaz de rotundas sentencias heraclitianas o de versos sueltos con el aire límpido del chino Li Bai. Quedaría por fuera el crítico literario, que pese al odio que supura y que informa su prosa tiene un certero criterio para juzgar a los demás poetas.
A todos los poetascolombianos que escoge para esta antología, vivos o muertos, Alvarado Tenorio los detesta. A unos por sus versos, a otros por sus personas, a otros por las intenciones que les atribuye, a otros por su cara o por su culo, a otros por haber ganado un premio literario completamente inmerecido y en general desconocido por alguien que no sea él mismo. A unos pocos los admira, a su pesar. Este es un libro arbitrario, rabioso, rencoroso. y en muchas de sus páginas escrito (con bastante descuido, por otra parte) con la inetnción maligna de hacer daño.
A los poetas escogidos (y no quiero ni siquiera pensar en los que lanzó a la oscuridad de su desdén) les encuentra siempre un motivo miserable para que hayan escrito lo que sea que hayan escrito. La envidia. La codicia. El servilismo. el arribismo. El odio.
Alvarado TEnorio, como todos los poetas colombianos -Cote Lamus, Valencia, Silva, Caro, Julio Arboleda, la madre Josefa del Castillo, Juan de CAstellanos-, lo que quiere en el fondo es ser presidente de la República.