Asambleas de lectura es un junte en el que llegamos con lecturas hechas o a medio camino, las metemos en un caldero y las calentamos a punta de conversa. Al final, invitamos a la mesa a la persona que escribió el libro para terminar de meterle sazón a lo que venimos cocinando. Se plantea una temporada de cinco Asambleas de lectura para explorar la literatura de horror y ciencia ficción latinoamericana contemporánea, con apoyo del Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes.
Reseña de Las Extraterrestres de Juliana Borrero.
Por Manuela Ramírez Hincapié, estudiante y practicante de literatura.
Juliana Borrero crea no un libro, sino piezas de una bomba de tiempo que estalla al entrar en contacto con el Mundo. Nos dice al oído, envuelta en llamas, que Las Extraterrestres es un cuerpo mutante que piensa a través de los sentidos. Sus seis cantos se entienden con el tacto, se sienten como un tic nervioso en el globo ocular, huelen a apocalipsis, cosquillean en las mejillas dentro de la boca, se escuchan con la intuición que despiertan las Extraterrestres y se quedan en la cabeza y en la piel danzando frenéticamente. Es un texto incitador, que invita, devora, pide, llama y pregunta al lector, le da espacios en blanco para que firme, complete y haga pactos. Amasa el ruido de las canciones populares, las leyendas, las creencias y las noticias para convertirlo en crítica. Sabe cuándo guardar silencio, en qué momento cambiar el registro por una entrada de diccionario o un acta de proceso judicial y el punto en el que es necesario gritar.
Escribe en la oscuridad desde lo vivo, construye un después del fin por medio del lenguaje performático. Sus palabras respiran. Al pasar el dedo por las páginas, se siente la palpitación de Uliza, de Libertad y de las Extraterrestres. Leemos la Odisea subvertida, parodiada, a manos de una mujer-animal-perra-bruja-asesina-madre-extraterrestre, un viaje desordenado y sin retorno que no tiene intención de ser aleccionador. Uliza mira al Mundo a la cara y le escupe. Uliza no pretende detener el apocalipsis, lo abraza, se abrasa, y se vuelve otra, se descubre en ese caos, en ese desgaste del Mundo y todo cuanto conocemos de él. Llamemos a Las Extraterrestres “libro” a falta de otra palabra y hallemos justo ahí, en ese nombramiento, cómo nos señala la omnipresencia de lo que no cabe en el lenguaje.