En esta divertida versión del cuento tradicional, ocurre una genial inversión de personajes: esta vez, el malvado es un cochino feroz que sopla y resopla hasta derribar las casas de los tres lobitos, recurriendo a medidas drásticas cuando la cosa se pone difícil. Pero como en los buenos cuentos, debe haber un final feliz, y aquí, la belleza puede más que la fuerza bruta.
Escrito por Eugene Trivizas e ilustrado por Helen Oxenbury.