“De esa manera lenta y monótona fue pasando el tiempo hasta esta mañana, cuando el chasquido de los vidrios, cuando vi mi rostro en el espejo, cuando reconocí su voz, la de mi vieja amiga pidiéndome que cumpliera lo que había prometido, aceptar que fue verdad, que me quedé sola desde entonces, que él ya no está conmigo, pero aunque puedo repetir lo que ella me decía, aún me hace falta ir más allá, tocar con las manos esa verdad y volver a vivir y a recordar, que es la única forma de escapar de la muerte”.