“Cada novela, desde don Quijote, es el relato de una proeza, o más bien de una tentativa condenada más o menos al desastre por su propia imposibilidad. Los personajes de “El efecto Bilbao” viven en una variedad narrativa de lo imposible: mantener una conciencia plena y vigilante de todo, de cada estampa y cada lugar del mundo exterior y cada pensamiento y cada sensación.
El efecto irónico también forma parte de la tradición de la novela: queriendo contar esa tarea imposible Juan José Ferro muestra lo cerca que la máxima racionalidad está de la locura, y lo real de lo alucinatorio, y hasta qué punto la escritura puede forzarse para mantenerla anclada en lo concreto. Y de paso nos recuerda que no hay novela que no sea una novela de viajes.”