Nunca antes la sangre ajena me pareció tan mía. La vi rodar sobre mis piernas,
bajar desde mi sexo hasta la desembocadura de la bañera, escurrirse en espiral
dejando un halo amenazante sobre mis dedos. Un ligero olor a paloma muerta, a
río revuelto, a flores corruptas y hierro oxidado después de la tormenta me
regresó el perfume de mi madre.
El mercenario que coleccionaba obras de arte – cascados
$61.000
ISBN: 9789585496514
Editorial: Alfaguara
Agotado